Así como estamos nuestra Argentina es invivible, y la única salida sería una imposible Ley de Tolerancia Cero y Broken Windows…
Pero… ¿Quién le pone el cascabel al gato?...
La pobreza no justifica moralmente la delincuencia, en nuestro país siempre hubo miseria, y hasta la segunda mitad de la década del sesenta, por falta de droga y por falta de armas, no podían ni querían los villeros salir a matar, ni a robar, porque el mestizo criollo estaba “orgulloso” de ser “humilde”, pobre y católico, y, aunque a mí mismo me cueste mucho creerlo, al menos así me lo han dicho gente hoy ya anciana que es de tradición familiar socialmente muy pobre.
Con la pobreza no se juega, y es muy facilista, y muy montonero, el justificar moralmente el crimen con la tanga de que la miseria todo lo santifica, porque la santidad de la pobreza es una virtud y el ser de clase media es un defecto inmoral de riqueza, y este razonamiento montonero es lo más ruin y destructivo sobre lo que se ha basado la media de convivencia en nuestra Argentina desde 1945 hasta hoy, y, mucho más aun, especialmente desde 1966 hasta hoy.
Veamos esto que los más ancianos de la Villa puntualizan siempre:
1) Antes de 1966 la cosecha de coca boliviana y de marihuana paraguaya no alcanzaba para nada, y la que poca que había iba directo a Europa vía Madrid, y de allí a ambos países de América del Norte, razón por la cual antes de esa fecha, e incluso antes de 1983, el número de villeros drogadictos era muy poco significativo, fue desde 1966 hasta 1983 en que en una progresión muy lenta esta catástrofe se fue dando como resultado de los dos últimos gobiernos militares.
2) Antes de 1966 el gobierno paraguayo no detectaba robos sistemáticos de armas portátiles medianas de sus arsenales militares como forma de intercambio como pago por automóviles robados.
Es más, recién después de 1983 estos robos se hicieron permanentes y regulares, especialmente con el armamento que los militares paraguayos menos utilizan ó descartan.
Estas armas son las que parten con destino a su alquiler en los barrios más pobres de nuestra Argentina.
Todo esto que a mí mismo me ha costado tanto creer, y que de hecho me parece imposible de creer, parece ser que hoy se investiga como cierto a nivel internacional, de todos modos, y sea como hubiese sido en el cercano pasado, la actual criminalidad, en sus formas inmorales más mínimas, ya hoy incluye a uno de cada tres jóvenes argentinos de clase pobre, y la droga con el tráfico de armas engloba a barriadas pobres enteras en toda nuestra geografía nacional, y aunque nuestras fuerzas policiales no fuesen corruptas, aun así, jamás darían abasto para enfrentar con éxito a tantos millones de delincuentes mejor armados que ellos mismos…
Y, lo peor, es que nosotros los ciudadanos votantes nada podemos hacer para revertir algo, tan gigantesco, como la delincuencia hormiga al voleo que incluye al tercio más pobre de toda nuestra población, en un país como el nuestro, adonde los valores morales de nuestras familias dejaron de existir gracias a los dos últimos gobiernos , los mismos que llegaron al poder llenándose la boca de que ellos eran los defensores de la moral católica, y esa era la misma moral que ellos mismos se encargaron de exterminar.
Carlos Alberto Méndez-Thort
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