sábado, 18 de diciembre de 2010

LA ESTAFA DE LOS DD. HH.

Si tomáramos por válido el relato oficial de los años 70 que han pergeñado y promovido diversos sectores interesados en deformar el pasado reciente, entonces, Fernando Haymal sería un nombre que no tendría lugar en la cacareada "memoria".

En efecto, se trata de un caso tan relevante como controversial, capaz de hacer tambalear la historieta setentista y, al mismo tiempo, poner en descubierto la estafa que se ha hecho con los derechos humanos (DD. HH.) en la Argentina.

Fernando Haymal (nombre de guerra "Valdés") pertenecía a la organización terrorista Montoneros.

Murió brutalmente asesinado por sus propios compañeros (aplicación de torturas mediante), a principios de septiembre de 1975, en la ciudad de Córdoba.

Su muerte fue decidida algunas semanas antes por un "tribunal revolucionario" montonero que llevó adelante una parodia de juicio en su ausencia y determinó que debía "ser pasado por las armas en el lugar y momento en que se lo encuentre" (1).

Sus camaradas sospechaban, en concreto, que una reciente caída de Haymal en manos de las fuerzas legales había provocado el allanamiento de un local con depósito de armas, lo que luego condujo a la ubicación y detención del jerarca terrorista Marcos Osatinsky, miembro de la conducción nacional de la banda en cuestión.

En otras palabras, el "enjuiciado" y "condenado" había presuntamente "cantado" lo que no debía.

A diferencia de lo que sostienen los embusteros setentistas, siempre preocupados por ocultar el desaforado militarismo connatural a las organizaciones armadas de los 70 (y así negar el status de guerra interna de lo vivido por entonces), el belicismo, verticalismo y militarismo de Montoneros explica en gran parte el sangriento final de Fernando Haymal.

Una de las principales aspiraciones de la organización, en efecto, consistía en, progresivamente, ir regularizando su "ejército irregular" (el "Ejército Montonero"); esto es, ir emulando las características propias de los ejércitos profesionales para desarrollar una guerra "de aparato a aparato" contra las Fuerzas Armadas de nuestro país, con el fin último de tomar el poder.

A tales efectos, se designaron grados militares (aspirante, oficial segundo, oficial primero, oficial superior), se diseñó un uniforme (pantalón azul marino y camisa celeste, sólo usado en reuniones y algunos ataques como el ejecutado contra el Regimiento de Monte 29 de Formosa) y se redactó un "Código de Justicia Revolucionaria", donde se establecían las penas (incluida, en todos los casos, la de muerte) para infracciones internas, como la delación, traición y deserción, entre otras.

Estas normativas dispusieron que Fernando Haymal fuera "pasado por las armas", como muchos otros guerrilleros, tanto de Montoneros como del ERP, masacrados también por sus propios compañeros.

Pero el caso Haymal tiene varias particularidades que lo hacen especialmente peligroso para quienes utilizan la historia (devenida en historieta) de los 70 con fines políticos y/o rentísticos.

Primeramente, su nombre fue incluido en los nuevos listados del Nunca Más , retocados en el año 2006 por la secretaría de Derechos Humanos que maneja Eduardo Luis Duhalde (comprometido con Montoneros en los años 70 y con el Movimiento Todos por la Patria del terrorista Gorriarán Merlo, en los 80).

Según el "actualizado" listado, Fernando Haymal habría sido, entonces, víctima de las Fuerzas Armadas.

¿Cómo comprobar que esto no fue así? Pues los propios terroristas montoneros confesaron la verdad, a modo de hazaña, en su revista "Evita Montonera" , en octubre de 1975: "Fue ejecutado en Córdoba el delator Fernando Haymal (Valdés), en cumplimiento de la sentencia dictada el 26 de agosto por el Tribunal Revolucionario" (2).

Por otro lado, al año de haberse cometido la torpeza de incluir a Haymal en el Nunca Más , el montonero fusilado por sus camaradas fue conmemorado por el kirchnerismo con una placa de homenaje en el "Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado" sito en la costanera porteña, frente al Río de la Plata, tal y como lo anticipó oportunamente en este mismo diario quien suscribe este artículo.

Lo repetimos: Fernando Haymal fue víctima no de las Fuerzas Armadas, sino del propio terror que utilizaba como método de lucha revolucionaria la organización en la que él participaba.

¿Cómo seguir comprobándolo? Pues el diario cordobés "La Voz del Interior" cubrió la noticia de su muerte informando que: "Alrededor de las 18.30, se detuvo (...) un automóvil Peugeot color blanco, ocupado por varios sujetos. Los desconocidos llevaban secuestrado a un hombre joven a quien, tras detener la marcha del coche, lo hirieron de dos balazos en el tórax.

Luego, los criminales abrieron una de las puertas y procedieron a arrastrar al herido con el automóvil en marcha, reteniéndolo por las extremidades inferiores (...) Entre sus ropas, se encontró un documento de identidad a nombre de Fernando Haymal" (3).

Las irregularidades no terminan aquí; más grave aun, además de figurar en engañosos monumentos y oprobiosos listados oficiales, el nombre de Haymal también engrosa el registro de fallecidos de la ley 24.411 (Redefa), con lo cual todo indicaría que su familia percibió la abultada indemnización estatal prevista por esa normativa para "toda persona que hubiese fallecido como consecuencia del accionar de las Fuerzas Armadas (o) de seguridad (...) con anterioridad al 10 de diciembre de 1983".

En marzo de este año, el dinero que se otorgaba a los familiares de los guerrilleros caídos en la guerra a causa del accionar antiterrorista de las FF. AA. asciende a $ 620.919. El problema es que Fernando Haymal, insistimos a riesgo caer en la redundancia, no fue abatido por las fuerzas legales, sino ejecutado a sangre fría por sus propios compañeros.

¿Alguna otra prueba de ello? Pues su caso fue, inclusive, tratado en el juicio a las juntas militares en el marco de la causa 13, mencionándose la "condena y ejecución de una persona identificada como Fernando Haymal, a quien --sus compañeros-- consideraban traidor y delator" (4).

Las pruebas resultan contundentes: no sólo los propios terroristas reconocieron el hecho, sino que la prensa, a la sazón, lo cubrió, y la justicia, más tarde, lo trató. Cabría, luego, interrogarse: La secretaría de Derechos Humanos, los organizadores del "Monumento a las Víctimas del Terrorismo de Estado" y quienes administran las bonificaciones de la ley 24.411,

¿no conocían los documentos que aquí exponemos?

¿O acaso prefirieron deliberadamente negar la verdad? Comoquiera que sea, lo relevante es que el caso Haymal viene a poner de manifiesto una realidad cada vez más tangible para los argentinos: los derechos humanos, en nuestro país, no sólo son una poderosa arma política para oportunistas en campaña o demagogos sin escrúpulos, sino, también, una jugosa alternativa para aquellos que no encuentran nada de malo en lucrar con la muerte y el dolor que la guerra interna de los años 70 dejó como secuela aún presente en nuestra sociedad.

Agustín Laje Arrigoni

(2) Revista "Evita Montonera", Nº 8, Pág. 21, octubre de 1975. Copia en poder del autor. (1) Comunicado de Montoneros a oficiales y aspirantes titulado "Juicio revolucionario a Fernando Haymal". Copia en poder del autor. (3) Diario "La Voz del Interior", Córdoba, 3 de septiembre de 1975. Copia en poder del autor.

viernes, 10 de diciembre de 2010

SCHOKLENDER NO TUVO MAS REMEDIO QUE RECONOCER A SU HIJA

SCHOKLENDER ABOGADO DE MADRES PLAZA MAYO QUISO QUE SU HIJA DESAPARECIERA

Sergio Schoklender (52), abogado de Madres de Plaza y mano derecha de Hebe de Bonafini, reconoció a Madeleine Camille Schneer (11) como su hija biológica, tras un juicio de 11 años, que aún sigue.

Aunque la Justicia todavía no se expidió, Schoklender adoptó la medida tras conocer los resultados de la prueba de ADN.

Pese a lo cual, ahora la madre de la niña iniciaría un juicio por alimentos. Reconocimiento.

El 12 de mayo de 2010 se conoció el resultado del ADN:

Probabilidad superior al 99,99%.

Días más tarde, Shoklender presentó un escrito en el cual reconoció de manera expresa y voluntaria el reconocimiento de la paternidad de la menor Madeleine Belén Schneer.

Manifiesto que las cuestiones referidas a los alimentos, régimen de visita, y demás cuestiones conexas serán objeto de acuerdo entre las partes (...)

Esta historia podría ser una más entre las miles que existen en la Argentina sobre padres que se realizan pruebas para conocer su paternidad.

Pero en este caso es particular: se trata del abogado de las Madres de Plaza de Mayo y que pasó quince años presos por matar, junto a su hermano, a sus padres en mayo de 1981.

Relación intensa.

María Belén y Schoklender se conocieron en diciembre de 1995 en Tucumán cuando él le firmó un autógrafo en su libro, Infierno y resurrección.

El mensaje fue corto, pero a ella la encandiló:

Con mucho cariño y afecto decía el mensaje.

Cuando él volvió a Buenos Aires, ella le escribió una carta y recibió una respuesta.

A partir de allí comenzó una relación a distancia entre ambos.

Pero las cosas se enfriaron y ella fue decidida a la capital para terminar con él.

Corría el mes de diciembre de 1997.

Según su versión, fue la última vez que estuvieron juntos.

Esa noche quedó embarazada.

En enero del 98 tuvo la noticia.

Según cuenta María Belén, desde Buenos Aires la llamaron apenas se conoció la noticia del embarazo.

Allí, "una tal Karina, supuesta secretaria de él, me recomendó no llevar adelante esto".

Ella se negó. Pero las amenazas habrían continuado:

"la actitud de Sergio hacia mí y el tema en cuestión, fue de absoluta hostilidad.

Canceló nuestro diálogo e hizo intervenir a Sergio Gandolfo, uno de sus socios-amigo".

Perfil.com se comunicó con ambos, quienes negaron las amenazas e incluso fue Shoklender quien dio otra versión de los hechos:

Yo me ofrecí a pagar todo desde el primer día. Incluso a reconocerla .

Ellos (su familia y los abogados) no querían que me haga el ADN para sacarme una fortuna, se defendió Schoklender.

Madeleine nació el 2 de septiembre de 1998.

Ella la crió sola, y a 1200 kilómetros de su padre.

La justicia me dio un trato feroz, como si Madeleine fuera la hija de Obama.

Gandolfo me torturó llamándome durante todo el embarazo .

En 2004, María Belén le escribió una carta al por entonces presidente Néstor Kirchner para que interceda en el tema.

Seis meses más tarde le contestó Eduardo Luis Duhalde, secretario de Derechos Humanos de la Nación.

Le respondió que no se metían en temas personales. María Belén se indignó:

Eso es mentira porque por ejemplo el caso de Marita Verón, nada tiene que ver con la dictadura y sin embargo Duhalde estuvo hasta el cuello en el tema.

Ni él ni (Hebe) Bonafini me dieron su apoyo.

Aún no hubo un fallo judicial.

El abogado de Schneer, Patricio Aráoz, adelantó a este portal que el próximo paso es un juicio por alimentos, ya que "desde hace diez años que no pasa un peso".

Los tiempos de la Justicia van lentos.

En este caso, más de 12 años.

La polémica por Madeleine no terminó.

http://www.perfil.com/contenidos/2010/08/19/noticia_0018.htm

viernes, 3 de diciembre de 2010

UN REPORTAJE DE O GLOBO A MARCOS CAMACHO “MARCOLA

El capo narco de San Pablo dice que la guerrilla actúa en la Argentina

“Los Argentinos ya están dentro del sistema; nuestro mayor logro fue el garantismo jurídico, el progresismo y la corrupción política y policial; ellos pronto estarán peor que nosotros porque tienen la guerrilla ya instalada, que apoya cualquier tipo de caos.”

Marcos Camacho, más conocido por el sobrenombre de Marcola, es el máximo dirigente de una organización criminal de Sao Paulo (Brasil) denominada Primer Comando de la Capital (PCC).

Las respuestas de Marcola nos aproximan a lo que puede ser el futuro de la delincuencia común en América Latina.

O Globo: ¿Usted es del PRIMER COMANDO DE LA CAPITAL (PCC)?

Marcola: Más que eso, yo soy una señal de estos tiempos.

Yo era pobre e invisible.

Ustedes nunca me miraron durante décadas y antiguamente era fácil resolver el problema de la miseria.

El diagnóstico era obvio: migración rural, desnivel de renta, pocas villas miseria, discretas periferias; la solución nunca aparecía…

¿Qué hicieron?

Nada.

¿El Gobierno Federal alguna vez reservó algún presupuesto para nosotros?

Nosotros sólo éramos noticia en los derrumbes de las villas en las montañas o en la música romántica sobre “la belleza de esas montañas al amanecer”, esas cosas…

Ahora estamos ricos con la multinacional de la droga.

Y ustedes se están muriendo de miedo.

Nosotros somos el inicio tardío de vuestra conciencia social.

O Globo: Pero la solución sería…

Marcola: ¿Solución?

No hay solución, hermano.

La propia idea de “solución” ya es un error.

¿Ya vio el tamaño de las 560 villas miseria de Río?

¿Ya anduvo en helicóptero por sobre la periferia de San Pablo?

¿Solución, cómo?

Sólo la habría con muchos millones de dólares gastados organizadamente, con un gobernante de alto nivel, una inmensa voluntad política, crecimiento económico, revolución en la educación, urbanización general y todo tendría que ser bajo la batuta casi de una “tiranía esclarecida” que saltase por sobre la parálisis burocrática secular, que pasase por encima del Legislativo cómplice.

Y del Judicial que impide puniciones.

Tendría que haber una reforma radical del proceso penal de país, tendría que haber comunicaciones e inteligencia entre policías municipales, provinciales y federales (nosotros hacemos hasta “conference calls” entre presidiarios…)
Y todo eso costaría billones de dólares e implicaría una mudanza psicosocial profunda en la estructura política del país.

O sea: es imposible.

No hay solución.

O Globo: ¿Usted no tiene miedo de morir?

Marcola: Ustedes son los que tienen miedo de morir, yo no.

Mejor dicho, aquí en la cárcel ustedes no pueden entrar y matarme, pero yo puedo mandar matarlos a ustedes allí afuera.

Nosotros somos hombres-bombas.

En las villas miseria hay cien mil hombres-bombas.

Estamos en el centro de lo insoluble mismo.

Ustedes en el bien y el mal y, en medio, la frontera de la muerte, la única frontera.

Ya somos una nueva “especie”, ya somos otros bichos, diferentes a ustedes.

La muerte para ustedes es un drama cristiano en una cama, por un ataque al corazón.

La muerte para nosotros es la comida diaria, tirados en una fosa común.

¿Ustedes intelectuales no hablan de lucha de clases, de ser marginal, ser héroe?

Entonces ¡llegamos nosotros! ¡Ja, ja, ja…!

Yo leo mucho; leí 3.000 libros y leo a Dante, pero mis soldados son extrañas anomalías del desarrollo torcido de este país.

No hay más proletarios, o infelices, o explotados.

Hay una tercera cosa creciendo allí afuera, cultivada en el barro, educándose en el más absoluto analfabetismo, diplomándose en las cárceles, como un monstruo Alien escondido en los rincones de la ciudad.

Ya surgió un nuevo lenguaje.

Es eso.

Es otra lengua.

Está delante de una especie de post miseria.

La post miseria genera una nueva cultura asesina, ayudada por la tecnología, satélites, celulares, Internet, armas modernas.

Es la mierda con chips, con megabytes.

O Globo: ¿Qué cambió en las periferias?

Marcola: Mangos.

Nosotros ahora tenemos.

¿Usted cree que quien tiene 40 millones de dólares como Beira Mar no manda?

Con 40 millones de dólares la prisión es un hotel, un escritorio…

Cuál es la policía que va a quemar esa mina de oro, ¿entiende?

Nosotros somos una empresa moderna, rica.

Si el funcionario vacila, es despedido y “colocado en el microondas”.
Ustedes son el estado quebrado, dominado por incompetentes.

Nosotros tenemos métodos ágiles de gestión.

Ustedes son lentos, burocráticos.

Nosotros luchamos en terreno propio.

Ustedes, en tierra extraña.

Nosotros no tememos a la muerte.

Ustedes mueren de miedo.

Nosotros estamos bien armados.

Ustedes tienen calibre 38.

Nosotros estamos en el ataque.

Ustedes en la defensa.

Ustedes tienen la manía del humanismo.

Nosotros somos crueles, sin piedad.

Ustedes nos transformaron en “super stars” del crimen.

Nosotros los tenemos de payasos.

Nosotros somos ayudados por la población de las villas miseria, por miedo o por amor.

Ustedes son odiados.

Ustedes son regionales, provincianos.

Nuestras armas y productos vienen de afuera, somos “globales”.

Nosotros no nos olvidamos de ustedes, son nuestros “clientes”.

Ustedes nos olvidan cuando pasa el susto de la violencia que provocamos.
O Globo: ¿Pero, qué debemos hacer?

Marcola: Les voy a dar una idea, aunque sea en contra de mí.

¡Agarren a “los barones del polvo” (cocaína)! Hay diputados, senadores, empresarios, hay ex presidentes en el medio de la cocaína y de las armas.

¿Pero, quién va a hacer eso?

¿El ejército?

¿Con qué plata?

No tienen dinero ni para comida de los reclutas.

Estoy leyendo “Sobre la guerra”, de Clausewitz.

No hay perspectiva de éxito.

Nosotros somos hormigas devoradoras, escondidas en los rincones.

Tenemos hasta misiles anti-tanque.

Si embroman, van a salir unos Stinger.

Para acabar con nosotros… solamente con una bomba atómica en las villas miseria.

¿Ya pensó?

¿Ipanema radiactiva?

O Globo: Pero… ¿No habrá una solución?

Marcola: Ustedes sólo pueden llegar a algún suceso si desisten de defender la “normalidad”.

No hay más normalidad alguna. Ustedes precisan hacer una autocrítica de su propia incompetencia.

Pero a ser franco, en serio, en la moral.

Estamos todos en el centro de lo insoluble.

Sólo que nosotros vivimos de él y ustedes no tienen salida.

Sólo la mierda.

Y nosotros ya trabajamos dentro de ella.

Entiéndame, hermano, no hay solución.

¿Saben por qué?

Porque ustedes no entienden ni la extensión del problema.

Como escribió el divino Dante: “Pierdan todas las esperanzas.

Estamos todos en el infierno”.

Los argentinos ya están dentro del sistema, nuestro mayor logro fue el garantismo jurídico, el progresismo y la corrupción política y policial, ellos pronto estarán peor que nosotros porque tienen la guerrilla ya instalada que apoya cualquier tipo de caos.


http://www.fmdelasamericas.com/index/item,1416/seccion,1/