jueves, 11 de marzo de 2010

EL GENERAL GYPO NOLAN

” Con las manos hundidas en los bolsillos, se quedó mirando al suelo. Parecía estar pensando en algo muy serio, pero no era así.

Al menos, no tenía ninguna idea concreta en la mente excepto cobrar las veinte libras que ofrecían por la cabeza de su amigo…..”

Liam o’Flaherty .
El Delator

“Lejos del rechazo que ex camaradas destilaron en diversos foros procesistas de Internet, el secretario general del Ejército, general Hugo Domingo Bruera, celebró la publicación de la nómina de integrantes del máximo organismo de Inteligencia de la institución durante la última dictadura militar”

Si bien hoy no sobran los ejemplos de dignidad militar en la República – los que hay son consumados por ignotos oficiales jóvenes a los que su vocación les ordena mantener incólumes esas torres de plata.

Patria, Honor, Subordinación, Valor – que sostienen esa profesión dura y muchas veces ingrata que han elegido, a nivel superior sobran animadores de circo y por supuesto payasos.

Desde los saltimbanquis que hacen equilibrio en una silla para descolgar un cuadro hasta los que, “ciudadanos uniformados”, invitan a dar charlas a vetustas arpías para hacerse perdonar el haber transitado la vida vestidos de verde, azul o gris azulado.

Después de siete años casi no hay lugar para el asombro.

Una larga carrera, concebida como maratón de la obsecuencia y entendible para todos aquellos que han hecho de lo material el sino de su vida, se desató tiempo atrás entre insignificantes uniformados que para mantener el favor de sus desquiciados patrones han debido agregarle rodilleras a sus uniformes.

No solo por el número de genuflexiones diarias que deben acometer si no porque en esa competencia absurda en la que están empeñados, ya han llegado al extremos de convertirse en consecuentes fellatores morales.

Hasta hoy nadie podía decir con pruebas – aunque se sabía de casos – que los integrantes de esta banda uniformada eran “ortibas” de milonga.

Si algo hay que agradecerle a Hugo Domingo Bruera es que al avalar la lista de militares y civiles que cumplieron funciones en el Batallón 601 que otro fulano del “comisariato” del ejército entregó – ¿o vendió? – al semanarrio XXIII, haya puesto en blanco sobre negro la manera en que los generales, almirantes y brigadieres de este régimen se ganan su pitanza y nos haya mostrado que no solo se quedan en genuflexiones si no que la delación es una de las artes que ayudan a oficiales “superiores” de esta comparsa con pretensiones de fuerza armada a mantenerse aferrado a su puesto y a no perder el favor de una gorda ridícula que solo en este bulín mistongo en que han convertido a la República puede ser considerada ministro de algo.

Después de esta delación con pretensiones de “justicia” vemos que puntos calzan estos oficiales “superiores” que vienen desde hace años sumergidos sin retorno en la bosta y que, si se lo pidieran, con tal de no perder favores podrían, incluso sin mayor problema de conciencia, ejecutar un Katyn vernáculo con tiro en la nuca incluido.

No voy a abundar en los logros de este fulano “digno” de una novela de o’Flaherty.

Ya en breves pero sentidas frases, Liliana Raffo de Fernández Cutiellos que siendo la viuda de un Soldado Héroe rescata con sus palabras a la Argentina y a su Ejército del muladar en que estos logreros los han hundido – lo puso en su lugar que no es otro que el de un burócrata militar dispuesto a cualquier felonía, con tal de conservar un escritorio y una alfombra.

Los designios de Dios son inescrutables.

Con Bruera ingresaron al Colegio Militar de la Nación Rodolfo Berdina y Diego Barceló.

Subtenientes, cayeron como Héroes en Tucumán y su imagen pervivirá en la memoria de los argentinos.

La imagen a la que Bruera puede aspirar es la de un guardia pretoriano entregando al César de turno una lista de cristianos para el circo o la de un mero “ortiba” que cree que con los denarios recaudados a costa de sus camaradas se ha salvado para siempre.

(*)Gypo Nolan. Es el protagonista de la novela de Liam o’Flaherty “El delator”.

José Luis Milia

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