viernes, 5 de marzo de 2010

CHILE, URUGUAY Y NOSOTROS, SEÑORA


Más allá de la simpatía o antipatía que a algunos puedan generar, señora, debo confesarle que admiré, admiro y admiraré a los ciudadanos chilenos -saqueos incluidos-, habitantes de un suelo castigado como ninguno otro por la naturaleza madre.


Por otra parte, soy un convencido que de saqueos sabemos un rato largo, -los prácticos y los intelectuales- sin la necesidad del desquiciante ingrediente del terremoto.

Y fíjese que en el caso de Chile, aún siendo consecuencia de la desesperación y del instinto natural de conservación que nos confiere la condición de “animales”, racionales pero animales al fin, las fuerzas de seguridad y militares, igualmente reprimen el hecho “vandálico”; no se cruzan de brazos para contemplar la comisión del delito.

En éste caso particular, obviamente, no lo hacen con la energía que les caracteriza… tienen en cuenta lo particular de las circunstancias.

Chile, ocupa tan solo una franja que se extiende paralela a la Cordillera de los Andes que es el límite natural oeste entre ellos y nosotros.

Ahí el piso se mueve todos los días, señora, y cada tanto y como en este caso, causando efectos devastadores.

Del otro lado, la República Oriental del Uruguay, que acaba de darnos una verdadera lección de convivencia y civilidad.

En Uruguay, tanto el Primer Mandatario como sus Ministros, se pueden dar el lujo de transitar parajes, calles y avenidas, sin custodia.

¿Se imagina acaso semejante atrevimiento de su parte y de la de sus Ministros?

Desde el lunes 1º de marzo, un ex Tupamaro conduce los destinos de ese país; sin resentimientos, sin odios ni rencores -

¡y éste sí que la pasó mal!-

Unicamente animado por la idea de forjar la grandeza del país y el bienestar de quienes le erigieron en “su Presidente”.

Un hombre genuinamente humilde y a quien vale la pena escuchar en su lenguaje llano, directo, verdaderamente comprometido en resolver los problemas que realmente aquejan a sus mandantes.

La gran esperanza del Uruguay.

En medio, nosotros, los argentinos de la Argentina otrora gloriosa y pujante, dueña de una sociedad que se encaramaba entre las más sólidas e instruidas del planeta.

Ud. señora, no es la única culpable de semejante predación cultural y material.

Tuvo antecesores igualmente mal inspirados y perversos…Ud., se ha convertido en “la frutilla que le faltaba al postre de la vejación”.

Un postre más letal que el más letal de los tsunamis; ocurre que con esfuerzo, los escombros materiales se hacen a un lado y sobre el mismo espacio, se puede volver a construir…sé que los chilenos lo harán.

Los escombros de la psiquis en cambio, no se remueven manual ni mecánicamente, aun con la asistencia de la ciencia médica.

Ud. y su esposo, señora -al que ya es hora de presentarlo en sociedad-, han llenado muchos cráneos casi vírgenes, de mierda y convertido a otros no vírgenes y ya llenos de mierda, en escombros.

Ya no le voy a preguntar nunca más si me entiende, señora.

Creo que Ud., todo esto lo entiende sobradamente, circunstancia por la que la descalifico.

Ud. no es idiota ni cándida, señora…ergo, es Ud. una mal inspirada.

Hago votos que no son sufragios, para que la “oposición”, dentro de la que algún rescatable debe haber, promueva y concrete su juicio político, señora.

Ud. debe ser política y judicialmente juzgada.

Acá no es necesario un golpe militar -ni necesario ni posible- ni una revolución civil, señora.

La Constitución Nacional, prevé la destitución del Presidente de la Nación a través del Parlamento.

Todavía tiene Ud. por delante, de no prosperar un juicio político en su contra, dos años de indigestión de gobierno.

Para entonces, seguramente Chile habrá resurgido de entre sus escombros y Uruguay convertido en un país próspero y hasta ejemplar.

Nosotros en cambio, seremos la síntesis de lo que hoy no queda en pie del primero, y miraremos de lejos a la que algún día fuera nuestra hermanita menor.

Ricardo Jorge Pareja

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