martes, 17 de noviembre de 2009

LA GUERRILLA RURAL Y URBANA

La iniciación de la actividad militar en las zonas rurales por parte de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez abre un nuevo período en la guerra revolucionaria en nuestra patria.
Este nuevo período, es precisamente la respuesta que requiere la actual situación de la lucha de masas.

El auge ininterrumpido de las luchas populares, que arranca del histórico Cordobazo, vio surgir de su seno a las formaciones guerrilleras que hasta el presente desarrollaron su actividad fundamentalmente en las ciudades.
La necesidad de dar un nuevo impulso a esas luchas, que se adecuen a la actual situación plantea como objetivo inmediato la generalización de la guerra, llevando el teatro de la misma hasta las zonas rurales, que hasta el presente se habían mantenido al margen de la actividad militar.
Nuestra guerra revolucionaria es una guerra popular y como tal se asienta sobre dos concepciones básicas:
el desarrollo de lo pequeño a lo grande y la incorporación de las masas a la guerra.
Esta dos concepciones han presidido el desarrollo general de la actividad militar-urbana y se extiende también a las formaciones rurales.
El desarrollo de la guerrilla de lo pequeño a lo grande está determinado por la situación objetiva de tener que enfrentar a un enemigo superior en fuerzas y técnica.

Por eso, la lucha es iniciada por pequeños destacamentos que en el transcurso de la lucha y en la medida que se de la otra premisa
-la de la incorporación cada vez más creciente de las masas a la lucha armada- éstos van creciendo en cantidad y también en calidad hasta convertirse en unidades mayores, en condiciones de pasar a disputar zonas al enemigo y garantizar zonas liberadas.
La guerrilla que hasta el presente ha combatido en las ciudades creció considerablemente.
Desde aquellos destacamentos de combatientes, que hace ya más de tres años comenzaron a combatir contra la dictadura y el imperialismo, la guerrilla urbana fue desarrollándose paulatinamente, al compás de las luchas populares.
Así se constituyen fuertes unidades, que realizaron acciones de envergadura estratégica.
Tales los copamientos del Batallón 141, de la unidad de tanques de Azul, etc.
El comienzo de la guerrilla en el campo es el paso necesario para dar continuidad a este proceso de lucha armada en la ciudad, combinado con el nivel cada vez mayor de las luchas de la clase obrera y el pueblo y la consiguiente profundización de la conciencia política de las masas.

CARÁCTER ESTRATÉGICO DE LA GUERRILLA RURAL.

Desde el momento de la iniciación de la guerrilla rural, se inicia un nuevo período de desarrollo de las fuerzas armadas populares, que permitirá multiplicar las fuerzas de la misma.
Aumentará la potencia de fuego de la guerrilla y la preparará y capacitará para enfrentarse en combates abiertos a las fuerzas del enemigo.

La guerrilla rural tiene la característica que permite, gracias al auxilio de la geografía la construcción relativamente veloz de poderosas unidades de combate.
En efecto, para la construcción de un poderoso ejército revolucionario que supere el nivel de las pequeñas unidades de combate que generalmente combaten en las ciudades, el monte tiene una importancia fundamental.

Es por ello, que la apertura del frente rural adquiere en estos momentos una dimensión estratégica.
Este hecho hará posible la formación de poderosas unidades bien armadas y entrenadas, con capacidad para golpear duramente al enemigo en el terreno que a las fuerzas revolucionarias les resulta más favorable.
La consolidación de estas unidades permitirá disputar al enemigo zonas geográficas, primero durante la noche y luego durante el día.
En la medida en que el paralelo desarrollo de la lucha política y la aplicación de una correcta línea de masas a la actividad militar, fortalezca y engrose las columnas guerrilleras, si será posible liberar zonas y construir más adelante sólidas bases de apoyo.
Esto es imprescindible para la construcción de un fuerte y poderoso Ejército Revolucionario del Pueblo, de carácter regular, dotado del armamento necesario para batir militarmente a las fuerzas enemigas, desarrollando la guerra de posiciones y aniquilando sectores de las FF.AA. Contrarrevolucionarias.

RELACIÓN GUERRILLA URBANA y RURAL.

La guerra popular se asienta en las masas populares y explotadas, en todas aquellas capas de la población que junto a la clase obrera, sienten en menor o mayor medida la opresión imperialista.
Por ello, la guerrilla se desarrolla en todos aquellos lugares donde están las masas, adquiriendo por eso en nuestro país un carácter nacional; es decir que la lucha armada se extiende a todo el país, adaptando sus formas concretas a la realidad de cada región.

Se puede decir que a grandes rasgos se asienta en dos características principales:
La lucha armada en el campo, con características de guerra de guerrillas primero y guerra de movimientos después, y la lucha armada en las ciudades partiendo de acciones de recuperación y resistencia hasta llegar a operaciones de envergadura.
En ese sentido, ambas actividades se combinan e interrelacionan, contribuyendo desde distinto ángulo a un solo objetivo:
desarrollar una lucha de desgaste de las fuerzas enemigas; desgaste moral, humano y material.
En el campo, dispersando a través del terreno a importantes fuerzas del enemigo en cercos, peines, patrullas, vigilancia, quebrando su capacidad ofensiva, golpeándolos cada vez con mayor fuerza en la medida en que comienza a formar unidades estratégicas.
En la ciudad, aferrándolas al terreno.
Las continuas incursiones de los destacamentos de la guerrilla urbana obligan al enemigo a mantener importantes contingentes armados en la defensa de los objetivos militares de las ciudades, que quedan de esta forma inmovilizados.
De esta forma, en un proceso a la vez interrelacionado y paralelo, la lucha en las zonas rurales y las urbanas contribuye dialécticamente a la formación de las unidades del Ejército del Pueblo, ya la aniquilación y la derrota de las fuerzas armadas enemigas.

CAPACIDADES QUE SE ATRIBUÍA A LA GUERRILLA (1975).

Atacar por sorpresa, en cualquier momento, alguna o varias localidades menores de los departamentos de Famaillá y Monteros (ingenios La Fronterita, Santa Lucía y Santa Elena), ocupándolas por un tiempo relativamente breve, eliminando personalidades, destruyendo instalaciones policiales y difundiendo proclamas subversivas, a fin de desprestigiar al Ejército y mantener controlada a la población.

Atacar por sorpresa una o más localidades importantes situadas a lo largo de la ruta Nro. 38 (Lules, Famaillá, Acheral y Monteros), con la Ca. Mte. R.R.J., reforzada con elementos de otras provincias (Córdoba y/o Santa Fe), reteniendo la localidad hasta la iniciación de un ataque con efectivos superiores.

Atacar instalaciones policiales en la provincia e instalaciones militares con efectivos que pueden variar desde un pelotón (30 hombres) a una compañía (120 hombres), según el objetivo.

Continuar la tarea de reclutamiento, adoctrinamiento e instrucción de elementos del campesinado tucumano, así como la captación de dirigentes gremiales y comerciantes, a fin de lograr importantes apoyos entre la población obrera y entes empresariales.

Desde Tucumán, continuar desarrollando e incrementando una campaña de propaganda destinada a captar políticamente a las masas hacia el PRT, tanto en el sector urbano (establecimientos fabriles) como en el sector rural (ingenios).

Replegar sus efectivos rurales ante un operativo exitoso guerrillero sobre las poblaciones a lo largo de la ruta Nro. 38 o instalaciones militares y policiales en el ámbito urbano.

Retirar sus efectivos rurales de sus actuales emplazamientos ante un eventual operativo de las fuerzas legales en su zona de influencia evitando un combate frontal y, ante el fracaso de su accionar, poder desplazar sus combatientes hacia el norte, particularmente a las provincias de Salta y Jujuy, próximas a la frontera con Bolivia.

2 comentarios: