martes, 30 de noviembre de 2010

EL EX OFICIAL MONTONERO EDUARDO ANGUITA, CUENTA SOBRE LA GUARDERIA PARA HIJOS DE TERRORISTAS ARGENTINOS EN CUBA

La guardería de Montoneros: Recuerdos de una infancia cubana


Mario Firmenich y Fernando Vaca Narvaja en la Guardería de Montoneros en La Habana... ¿no es tierno?

Virginia, hija de la lucha y la verdad

Entrevista a Virginia Croatto: “Era como si estuviéramos resistiendo en el País de Nunca Jamás para volver algún día al paraíso”.
Armando Croatto, padre de Virginia, inició su militancia como delegado municipal en Avellaneda.
Rápidamente se unió a la Juventud Trabajadora Peronista, brazo sindical de Montoneros.
El 17 de septiembre de 1979 fue asesinado cuando llegó a una cita cantada en Munro.
La cineasta fue uno de los niños de La Guardería, el lugar que organizó Montoneros en La Habana para preservar la vida de los hijos de los militantes que volvieron al país en el marco de la contraofensiva.
Con 34 años, decidió contar cómo fue aquella experiencia.



Susana Bardinelli abraza a su hija Virginia en La Guardería de La Habana.
Año 1979, la conducción nacional de Montoneros lanza la Contraofensiva y cientos de militantes que están en el exterior se preparan para volver al país.
Ya se sabía qué pasaba con los chicos cuando una familia era secuestrada.

El horror de las apropiaciones o las torturas a los pibes los termina ubicando como protagonistas de un conflicto que heredan.
Cuidar a los chicos era cuidar a la organización.
Y por ello, la conducción de Montoneros crea una guardería en La Habana, Cuba.
Por allí, jugaron, rieron, lloraron y extrañaron más de 50 hijos de militantes. Vivieron su inocencia.
Hoy han madurado y procesado aquellos momentos.



Virginia, hija de Susana y de Armando Croatto, ex diputado de la Juventud Peronista y miembro de la organización Montoneros que participó de esa frustrada intención de regresar clandestinamente a la Argentina, estuvo en La Guardería durante casi cuatro años.
“Llegué con mi hermano y mi vieja a principios de 1980.
Ella fue su responsable desde ese año hasta fines de 1983.
Pero La Guardería, en realidad, funcionaba desde antes.
A fines de 1978, Edgardo Binstock y Pinu, su esposa, fueron los primeros responsables y mi mamá los reemplazó”.
–¿Cómo era convivir con la alegría y las malas noticias de desapariciones y muertes?
–Teníamos claridad que nuestros padres estaban exiliados, que estábamos ahí por un tiempo y que íbamos a regresar a la Argentina.

Extrañábamos mucho y sabíamos que nuestros viejos luchaban para que pudiéramos volver.
La caída o la muerte de los adultos no era un tema que se hablara todo el tiempo entre nosotros.
Sabíamos lo que teníamos que saber.
No es que no se mencionara nunca, pero no se tocaba todo el tiempo.
En realidad, nos pasábamos casi todo el día jugando o paseando.
Nos divertíamos mucho aunque, claro, había momentos más difíciles.
Un concepto clave para nosotros fue que los grandes no nos mintieran.
Se explicaba todo.
Por supuesto que, de tal manera, como para que lo entienda un chico, pero siempre con la verdad.
Para los más pequeños, era algo que se acercaba a los términos de La vida es bella, o sea algo más fantasioso, o entre la realidad y la imaginación. Para los más grandes, era una explicación más real.
Todo el tiempo estaba eso de felicidad y tristeza.
Me acuerdo de tener una foto de mi papá debajo de la almohada.
Recuerdo también haber visto el panfleto, una especie de volante que se hizo por la muerte de uno de los papás de mis compañeros de guardería, y enterarme de eso ahí y ponerme a llorar sola en la guardería.
Tenía ocho años.
Eso había que procesarlo de alguna manera.
Todos teníamos un piso de que sabíamos lo que pasaba, eso era duro, pero también había una ilusión de que no estaban muertos, de que iban a aparecer.
Pero la mayor parte del tiempo la pasamos bastante bien y nos divertíamos mucho.
–¿A qué jugaban?
–En la infancia muchos juegan a la guerra.

Para nosotros, esos juegos tenían condimentos reales.
Tengo un recuerdo en el que estamos todos escondidos en el fondo del patio.
Era muy divertido.
Hicimos como una carpita y juntamos palos, cosas de la basura, cachivaches en general.
Era un poco bizarro.
Hacíamos una especie de organización.
Los más grandes eran los que iban a ser los jefes y nosotros éramos los soldaditos.
Era como los indios y los vaqueros, pero en vez de ser los vaqueros éramos los Montoneros que volvíamos por el bien del país, contra los malos que eran los militares claramente.
Luchábamos contra los malos en función de los buenos, que eran nuestros papás.
Y lo que sucedía es que acá pasaba todo lo bueno, acá había dulce de leche todo el tiempo, había asado todo el tiempo, partidos de fútbol, la familia estaba acá.
Era como si estuviéramos resistiendo en el País del Nunca Jamás para volver algún día al Paraíso.
Tengo como pinceladas de recuerdos.
Me acuerdo de subir a las rejas y hacer como si nos estuviéramos entrenando.
En realidad éramos un grupo de niños que quería volver como para ser fiel y leal a nuestros padres.
También tengo recuerdos de jugar a cosas más de nenas.
Teníamos pececitos y juguetes de todo tipo.
Había un patio enorme con juegos, un tobogán, hamacas y calesita.
Y muchas veces jugábamos en la calle con los cubanos.
Nos levantábamos, desayunábamos, nos íbamos a la guardería o al círculo (así se llama en Cuba a los jardines de infantes) o la escuela.
Yo hice primer grado allá.
Había una combi chiquita del gobierno que nos llevaba.
Teníamos una infancia normal dentro de cierta locura.
Sin embargo, todo cambió cuando volvimos.
–¿Por qué?
–Porque recién llegada a la Argentina de La Habana tuve que ocultar que habíamos vivido en Cuba.

En mi barrio dije que había vivido en México.
Yo muchos años pensé que iba a volver a la isla.
Eso era un poco raro.
Esa cosa de por qué tengo que mentir, por qué tengo que ocultar o por qué tengo que cuidarme.
Ahí empecé a extrañar Cuba, porque yo era chica y allí la pasamos muy bien. Y venías a un país donde había que ocultar.
Mi mamá me cuenta que mi hermano le dijo: “¿Acá querías volver?, ¿a este país querías volver?”.
Eso me parece que nos pasó a todos un poco.
Había como un cuentito que en Cuba creíamos que era real.
–¿Crees que todos los chicos de La Guardería tienen la misma postura, estas cosas tan saldadas o que hay mucho que está abierto?
–Con el grupo con que más me veo tienen las cosas más o menos saldadas. Yo insisto en que es más costoso para alguien que se crió con un represor o con una familia que no le hablaba de política, entender ciertas cuestiones.

Y nosotros, hasta para discutirlo, siempre tuvimos la historia de la política atrás.
Una cosa es tener una explicación y poder pelearse con esa explicación, pero hay algo con lo que pelearse.
El problema está cuando los hijos de desaparecidos no tienen ni una explicación, así sea para destruirla y reconstruirla.
La contención del grupo.
La Guardería se mostró como un acierto claro.
El vivir todos juntos y compartir la misma situación construyó lazos muy fuertes y ayudó mucho.
En aquel momento hubiera sido más difícil si una madre o padre se quedaban solos con sus hijos en Cuba o México esperando que vuelva algún integrante de la Contraofensiva.
El colectivo de los chicos era como un grupo de contención ahí.
La gente que estaba a cargo de La Guardería, como mi vieja, eran personas que se encargaban de esto.
Había algunos chicos que tenían problemas, se hacían pis a la noche, estaban más caprichosos O lloraban mucho.
Me imagino que hubiera sido mucho más difícil si no estaba ese espacio de contención común para todos.
–¿Cómo interpretás la crítica de que muchos militantes se arriesgaron tanto que descuidaron a sus familias, sobre todo, en la Contraofensiva?
–Cuando se empieza a crecer, es lógico pensar que hubiera estado mejor que mi padre se quedase conmigo.

Hay una necesidad de ser hija.
Está bien que una se enoje, le reclame por qué no se quedó conmigo.
Pero después, empezás a entender la cosa más políticamente.
A los 34 años, reivindico que hizo lo que creía que había que hacer.
Uno puede ser más o menos crítico sobre la elección política, militar.
A mí me parece que se jugó, y reivindico que creyó en lo que hacía, y que creyó en lo mejor.
Después pudo no haber sido la decisión más acertada, pero siento que no hay derecho a que yo me ponga a juzgar, porque una cosa es analizar y otra es juzgar.
Mi vieja decidió seguir en la lucha, pero no volver a la Argentina, por ejemplo. Mis padres tuvieron decisiones distintas.
Lo que reivindico es que hicieron lo que creyeron más conveniente.
Claro que llevo la ausencia.
Cómo haces para no ser hija de quien sos.
Y sí, me hubiera gustado que mi papá hubiese estado toda la infancia conmigo.
Y en mi cumple de 15 o cuando iba a la playa, veía una nena jugando con un papá y decía por qué yo no lo tengo.
–¿Y qué lectura hacés hoy?
–Es difícil poder leer los ’70 en clave de hoy.

Hay como una cosa muy romántica que uno admira de los ’70 que está buenísimo, y hay una cosa como lineal de poner mucho el cuerpo.
Más allá de las organizaciones, la gente ponía el cuerpo de una manera que se preservaba poco, por decirlo así.
Podemos pensar muchos ideales, mucha soberbia, mucho arrojo, mucho sacrificio, mucho martirio.
Es un cóctel de todo eso.
Cuando digo que reivindico a mi viejo es porque tenía una idea y fue por ella, y eso contempla la equivocación.
Después, creo que la Contraofensiva fue un error.
Creo, no sé si mi mamá y mi hermano la comparten, que mi viejo no se bancó irse de la organización en 1979 con la cantidad de muertos que había, seguía pensando que la revolución era posible, y para eso había que desarmar a la dictadura, lastimarla.
Creo que, en lo personal, no se bancaba dar un paso al costado y que los muertos debían pesar mucho para muchos compañeros, pensar que se podían salvar ellos pero que había muchos que estaban desaparecidos era muy costoso.
Quiero ser cuidadosa en eso de pensar que está bien o mal que se hayan ido o quedado. Son decisiones muy personales.
Fue una cosa muy arriesgada, demasiado arriesgada, de todas las veces que había entrado al país clandestinamente, ésa fue demasiado arriesgada.
Si me preguntás si hubiese hecho lo que hizo mi viejo, te digo que no.

Pero soy mujer y creo que hay otra relación con los hijos.
Soy mujer en esta época.
En aquellos años, los hombres tenían esa idea de que su rol era resolver el país o resolver el trabajo, era una cosa externa, y ahora hay como algo más compartido entre madre y padre.
Yo no hubiera hecho lo que hizo mi viejo.
Mi mamá hizo algo parecido, pero no lo mismo.
Siempre tuve una reivindicación crítica.
Quizás en mí conviven las dos cosas, pero lo pude procesar y está saldada esa deuda con mi viejo. Y sí, me hubiera encantado que mi viejo conociera a mis hijos, que mi viejo me viera grande…
–Hoy maduraste y sos madre.

¿A los 16, a los 20, o a los 30 hubieras podido hacer esta película?
–Creo que éste es el mejor momento.

Sí, seguramente la maternidad tiene que ver con eso también.
Mi miedo es no caer en una mirada lineal sobre Montoneros, en algo ligero. Yo me preguntaba qué pasa si esto es leído sólo como un orfanato o “mirá los Montoneros, lo que hacían”.
Para mí hay dos lecturas peligrosas respecto de la película.
Una es esa que decís: “Mirá, qué locos estaban esos tipos que dejaron a sus hijos para venir acá”, sin entender el contexto de ese momento.
El otro recorte es decir: “Mirá los Montoneros, la conducción cuidó a sus hijos y no cuidó a los otros”.
Yo insisto que fue la construcción en un momento dado, lo que se pudo, y sí hubiera estado bueno que se cuidara más gente.
Y me parece que el momento histórico y personal me permiten no contar eso desde ahí, y si alguno lo quiere pensar así, que se vaya al cuerno.
Y después me daba miedo pensar qué van a decir todos sobre esto, ¿mis compañeros de La Guardería estarán de acuerdo?, si les va a gustar.
La mía es una historia posible, otros podrán contar otra.
El film sobre La Guardería de La Habana será la mejor interpelación para que nos miremos al espejo y veamos cuántas verdades llevamos puestas
Virginia volvió a la Argentina a fines del ’83.

Con su madre y su historia a cuestas. Se instalaron en Quilmes y en marzo del 84 ya estaba en la escuela, con su guardapolvo blanco y su mochila, al lado de otros chicos que habían nacido, como ella, en el ’76.
Sin embargo, esos chicos criados en plena dictadura, no podían tener ni idea de que, esa nena de rubios rulos y profundos ojos celestes había vivido una historia increíble.
Una historia que hoy cuenta con una memoria y una crudeza que conmueve hasta las tripas.
Que interpela cada verdad que hayamos construido en estos años de democracia respecto de lo que fueron los años de revolución y calvario. Porque no sólo hubo héroes y villanos, no sólo hubo víctimas y victimarios. Lo que cuenta Virginia nos lleva a la esencia misma de la condición humana.
Esa guardería fue un hecho real y concreto por el cual pasaron los hijos de una cantidad de cuadros montoneros.

Fue una medida defensiva.
Porque esa guardería era un refugio para evitar que ese medio centenar de pibes tuviera el mismo destino que el medio millar de hijos de militantes que eran secuestrados para cambiarles la identidad y fabricarles una nueva intoxicándolos de mentiras.
Virginia lo cuenta sin vueltas.

La lectura de su entrevista permite disparar críticas, seguramente.
Pero hay algo clave: “A los chicos no nos decían mentiras”.
Estamos hablando de cómo les contaban, por ejemplo, a un nene de tres años, algo así como: “No vas a ver más a tu papá porque murió combatiendo o lo secuestraron y ahora es un desaparecido”.
Hay que pensar y discutir La Guardería.

Porque en el álbum de familia, quienes participamos de aquel intento revolucionario de los setenta no podemos obviar todos los costados filosos, los dilemas, aquellas cosas que requieren valentía para entender el pasado y defender una ética militante.
Pero para que esa historia pueda ser dimensionada, no alcanza para nada con la voz de quienes tuvieron injerencia directa o indirecta en la ingeniería de esa guardería.
Es preciso, es absolutamente imprescindible, poner en valor voces como la de Virginia.
Porque, en definitiva, buena o mala, el objetivo era proteger la vida de aquel medio centenar de pibes que hoy son adultos y son testimonio vivo de cuánto quedó de aquel espíritu revolucionario.
O, mejor dicho, de cuánto sirvió esa herramienta pedagógica construida en una circunstancia tan especial.
No sé si será posible ir a esa escuela de Quilmes, donde Virginia llegó a cursar su segundo grado en marzo del ’84.

Me imagino ir, pedirle a la directora la lista de pibes que cursaron con ella ese año y que ahora son hombres y mujeres de 33-34 años.
“Fulano, fulana, vamos a proyectar una película contando la vida de unos pibes que se criaron en una guardería montonera.
La directora de la película es Virginia... y ella fue compañerita tuya en segundo grado, ¿te gustaría venir a verla junto a los otros chicos del grado?”.
No tengo idea de qué puede pasar.

Quizá para muchos sea lo mismo que ir a ver el cocodrilo blanco que llegó de Australia al zoo o para algunos sea la invitación al infierno con el que tantas veces lo asustaron cuando no tomaba la sopa.
Pero apuesto, con ese optimismo ingobernable que nos dejó haber sido parte de aquellos años revolucionarios, que muchos lo van a agradecer.
Virginia es una persona adulta.

Vive con Nacho, su marido-compañero, desde hace siete años.
Tienen una rubiecita de rubios rulos que se llama Paloma y un Felipe de ojos pícaros que se llama Felipe. Virginia estudió Cine en la mítica Escuela de Avellaneda, el mismo pueblo donde Armando, el Gordo, su padre, vivió y fue referente para muchísimos militantes y trabajadores.
Armando fue diputado nacional en 1973 y siguió militando tras renunciar a la banca, junto a otros diputados de la Juventud Peronista. El Gordo, cuando todo parecía perdido, como tantos otros, tuvo lo que hay que tener para volver a la Argentina a pelear como David contra Goliat.
Y así murió.
En su ley, que era la de muchos que queríamos un país distinto.
Virginia no se largó a hacer esta película –que es su piel hecha cine– sólo por conocer ese arte magnífico.

Trabaja en educación hace años y estudia Psicología.
Seguramente para entender mejor las conductas de otros y, como suele suceder con los psicólogos, para entenderse un poco más ellos mismos. ¿Tendremos hoy, en este país que reclama verdades a gritos y que convoca a jóvenes de a millares a causas justas, lo que hay que tener para entender la historia de Virginia y de los otros pibes de La Guardería?
Creo, conmovido por la valentía de esta chica rubia de rulos rubios y corazón inmenso, que su película es la mejor interpelación para que nos miremos al espejo a ver cuántas verdades llevamos puestas.
“Íbamos por lo menos una vez por semana”
Entrevista a Roberto Perdía, ex dirigente Montonero
Roberto Perdía fue uno de los dirigentes más importantes de la conducción nacional de Montoneros y uno de quienes más responsabilidad tuvieron al momento de organizar La Guardería.
–¿Hubo alguna discusión a nivel conducción acerca de las guarderías?
–Apareció como una lógica dentro del proceso que se fue dando.

Hablamos con los cubanos y les pareció bien. Llevamos a los chicos, inclusive arreglé el traslado de varios desde España.
En situaciones distintas se los fue llevando a La Habana. No me acuerdo la cantidad exacta, pero eran alrededor de veintipico de chicos.
–¿Pudiste ir a La Guardería?
–Lo había tomado como un compromiso personal, por lo menos una vez por semana íbamos por ahí, para verlos.

Hay fotos que van apareciendo. Ahí los van a ver a Fernando Vaca Narvaja y al Pepe Firmenich, yendo, saliendo, entrando, pero no era sólo por los chicos nuestros, íbamos permanentemente a La Guardería, un poco para mantener un nivel de relación con ellos.
–¿Cuál era la línea cuando se tenía que informar a los chicos la muerte de algún padre?
–Trato de tener presente algún caso.

Se trataba de arreglar que fuera algún familiar quien se lo dijera, o el compañero o la compañera; o algún tío, el padre o la madre, o alguien ligado a la familia.
Recuerdo un caso que se llevó de México a España para que se contactara con la familia.
–¿Se decía la verdad, o se decía: “Tu papá se fue de viaje”?
–Dependía de las edades.

Yo no me acuerdo bien eso, pero se procuraba que fuera alguien que estuviera más cercano a ellos, el padre o la madre según el caso, o algún familiar que conocían, quien fuera el que le transmitiera la situación que estaba pasando.
Pero la modalidad para hacerlo, no me la acuerdo.
–Tu hija también estuvo en La Guardería.

¿Alguna vez te reclamó por esta situación o te reprochó una supuesta derrota?
–Es que no estoy convencido de que sea así.

Decir “perdimos” no sé si es la respuesta más precisa.
En realidad, es una explicación mucho más larga.
Es decir, se perdió eso, pero que hoy estemos hablando de esto indica otra cosa: que los chicos tengan alguna reivindicación en estos tiempos quiere decir otra cosa.
¿Qué es perder o ganar en la historia?
Yo creo en otra cosa, creo que la energía que se vuelca está, y esa energía otros la toman o no, pero está. Fue una derrota política y militar, eso sí.
Pero el tema de perdimos, así dicho, no sé, no estoy tan seguro. Tal vez por eso mi hija nunca me lo planteó así.
“¿Cómo nos iban a recordar?”
Entrevista a Susana Brardinelli, responsable de La Guardería entre 1980 y 1983.

La crianza de los pibes desde una identidad política, en un contexto de incertidumbre
Susana Brardinelli no sólo es la mamá de Virginia y de Diego Croatto.

Es, nada más y nada menos que la famosa “tía” de muchos hijos de militantes que pasaron por La Guardería.
Ella fue la responsable organizativa de ese lugar y asumió todas las tareas de atención y cuidado de los chicos.
–En aquellos tiempos me preocupaba mucho acerca de cómo nos iban a recordar los chicos, ya que era una situación difícil.

Por suerte, en los últimos años, me he cruzado casualmente con algunos de ellos y guardan un recuerdo muy lindo de aquella guardería.
–¿Cómo llegaste a La Guardería?
–Cuando llego a España y me entrevisto con Carlitos –Roberto Perdía, miembro de la conducción nacional de Montoneros–, y pese al dolor que tenía por la muerte de mi esposo Armando, le dije que me ponía al servicio de la Organización pero sin volver a la Argentina.

Me acuerdo que le devolví un dinero que mi marido tenía embutido para el mantenimiento de su gente. Y después, tras descansar unos días y reponerme un poquito, me ofrecieron ir a La Guardería como responsable.
–¿Por qué te lo propusieron?
–Me conocían desde que habíamos estado juntos en España en el ’78.

Yo ya en ese momento me había quedado con la hija de Perdía, en una casa de familia.
Además, bueno, supongo que por la profesión, o mi seriedad... igual por ahí aunque no hubiera sido ni tan seria, ni psicóloga, me lo ofrecían igual, vaya uno a saber… (risas).
–Y de un día para el otro tuviste que hacerte cargo…
–De 15/20 chicos más o menos permanentemente.

Este número era muy variable, en total habrán sido cincuenta porque había compañeros que por ahí dejaban a los hijos por dos o tres meses y volvían, y los chicos se iban con ellos.
Y otros compañeros que dejaron los chicos y no volvieron.
Teníamos chiquitos de tres, cuatro, cinco años, otros de once y doce años, y algunos más adolescentes.
–¿Y cómo hacías para manejarte con realidades tan disímiles entre sí?
–Formábamos grupos.

Estela, que era una compañera que también estaba al frente de La Guardería y era la más maternal, se hacía cargo de los más chiquitos.
Además tuvimos mucho acompañamiento.
Los cubanos nos ayudaron mucho con la limpieza y la atención de los chicos. Teníamos una guagüita (colectivo cubano) donada por Fidel para llevar a los chicos a las escuelas.
La conducción tuvo un criterio correcto de no hacer una casa cerrada, sino que los chicos fueran normalmente a los jardines de infantes, o a las escuelas.
–¿Y qué problemas te aparecían a vos como psicóloga? ¿Qué respuestas tenías que dar?
–Lo llevamos bastante bien.

Así como tuvimos ese apoyo de lo económico y de la comida, también teníamos gente responsable de educación y de salud.
Los cubanos tenían normas de salud muy estrictas, y nosotros no éramos tan así. Pero así como nos controlaban, nos aportaban mucho.
Estoy hablando en sentido positivo.
–¿Qué enfermedades cubanas aparecían?
–Parásitos, el tema de los parásitos, algún problema de respiración por la humedad, por el clima.

Después había otra clase de complicaciones, más de tipo psicológico. Había algunos problemas de enuresis, se hacían pis en la cama, uno o dos, tampoco te creas que eran un montón…
Y después había una chiquita que hacía rocking. Eran muchos chicos y sabíamos cómo hablarles, cómo manejarnos...
–Cuando hablabas con los chicos ¿lo hacías despojada de toda idea militante?
–No, al contrario.

Siempre con afecto pero al mismo tiempo en clave política aunque muy elemental claro.
En la mayoría de los casos, los abuelos se contactaron con la conducción, no con nosotros, porque siempre se mantuvo esa estructura jerárquica. Y nosotros recibíamos a esos abuelos en La Guardería de distinta manera según como fueran las relaciones, había abuelos de confianza, y había abuelos que no eran de confianza. Y también se hacía una cosa gradual de recontacto del nieto con el abuelo, que de repente lo había visto muy pocas veces.
La noticia, o la información de lo que hubiera pasado, no la dábamos nosotros, sino que la daba la familia.
Esa era la línea. Máximo respeto, obvio.
No se decía nada hasta que no tuviéramos contacto con alguien de la familia.
–¿Había reproches del estilo: “¡Quiero a mi mamá!”?
– No, no, no...

En general los chicos, eran muy chicos para formular las cosas en esos términos, o venían con mucha explicación.
Y aparte veníamos todos de una historia... yo había estado tres años clandestina acá con mis hijos.
En general era todo muy dialogado. La casa era muy grande, con muchas habitaciones, con todo lo demás, con un tremendo jardín y con juegos.
Había espacios para estar con ellos, para charlar, contábamos cuentos, hacían dibujos, cantábamos, festejábamos los cumpleaños, les escribíamos cartitas a los papás. Había una cosa grupal muy fuerte.
–¿Qué mantenía tan unido al grupo?
–La ideología.

Además hay que ubicarse en Cuba con los pioneros, la lucha contra el imperialismo y la solidaridad.
Los chicos venían con consignas del círculo (colegios y jardines de infantes cubanos).
Nosotros íbamos a pasear en la combi, y los chicos iban cantando consignas de ese país.
Las familias cubanas cercanas a nosotros se llevaban de repente a los chicos a pasear. Habían hecho distintas relaciones con uno o con otro, y bueno, se llevaban a fulano o mengano, respetando a los hermanitos, ¿viste? Y de repente se iban a pasar el domingo a la casa de alguien, y después volvían. Ubicate en el Estado de Bienestar (risas).
Teníamos clubes, teníamos de todo.
Nos encontrábamos como extranjeros digamos, e íbamos al Hotel Carlos Marx, podíamos ir a la pileta...
Era una cosa sufrida, porque no se podía negar que los chicos no estaban con los padres, pero al mismo tiempo le fuimos dando toda una característica muy vital.
–Y vos apuntabas mucho a eso, a que estén entretenidos…
–Y al proyecto, porque dentro del entretenimiento también estaba recordar las fechas patrias, hablar de la historia, les llegaban las revistas, Anteojito, Billiken, cuentitos también, más que nada cosas así para ir manteniendo algunos lazos.

Todo el tiempo tratabas de que los chicos estuvieran bien, entretenidos y sanos.
Esa fue una decisión sabia de los compañeros de vincularse, tener amigos, ir a la casa de los amigos cubanos, participar de actividades del comité de defensa de la revolución, a dónde íbamos nosotros.
Después, una vez por mes hacíamos los cumpleaños, de los chicos que cumplieran ese mes, y de los grandes también. Y esa era una fiesta, era una tremenda fiesta, dónde primero festejábamos todos, y después hacíamos dormir a los chicos y nos quedábamos los grandes. Porque también ahí necesitábamos nosotros un espacio...
–De catarsis...
–Sí, y de pertenencia a cierto proyecto.
–¿Cómo te gustaría que sea recordada La Guardería?
–Primero, me gustaría que apareciera muy contextualizado.

O sea, yo con la Contraofensiva tengo mil y una críticas, que fue mal hecha, que un montón de cosas, pero nosotros fuimos parte de esa contraofensiva, digo, a Armando lo matan en la Contraofensiva, pero la intención era seguir militando.
–¿Qué argumentos vos estás contestando cuando pedís que se entienda el contexto?
–A los que dicen que éramos inhumanos, y que no nos importaba matar a nadie, y a tal punto no nos importaba matar a nadie, que abandonábamos a nuestros hijos en manos extrañas.

Yo creo que desde la organización fue bueno dar una posibilidad de que las distintas familias y los distintos padres optaran por distintas posibilidades. Nadie obligó a nadie.

Publicado en Revista Miradas al Sur Por Eduardo Anguita

lunes, 29 de noviembre de 2010

¿QUIEN DIRIGE TELAM ?...

Los editores de Santucho han hecho carrera

Carlos García, a la izquierda en la foto, asumió el pasado 14 de noviembre como director de la agencia oficial de Noticias: Télam

García asumió y dijo: "Prefiero los militantes antes que los periodistas.
Los periodistas profesionales son como “prostitutas”, que mienten en defensa de quienes “les pagan”, mientras que los militantes escriben “la verdad al servicio del pueblo”.

El flamante presidente de Télam se autodefine como "comunicador, locutor nacional, guionista de historietas, periodista, productor, conductor de programas de radio, TV, productor ejecutivo de documentales, de series, director creativo de tres campañas políticas presidenciales y seis gubernamentales".
También fundó y dirige la llamada Red Nacional y Popular de Noticias, conocida entre los militantes kirchneristas como "La Nac & Pop".
Y además, participa de la Agrupación Oesterheld, otro espacio filo-K que reivindica la imagen del autor de El Eternauta, que tuvo una fuerte presencia en el último acto oficialista en el Luna Park, promovido por "Eternéstor" , un cruce entre el personaje y el ex presidente.

Carlos García tuvo en lso 70 una pareja, Rocío Ángela Martínez Borbolla, y con ella dos hijos.
Uno de ellos es Camilo García, notero de varios programas de chimentos.

Rocío Ángela Martínez Barbolla era una maestra asturiana, profesora de sociología en Filosofía y Letras, delegada de CTERA, dirigente del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), desapareció el 13 de junio de 1976.
Por aquel entonces Bárbara, su hija mayor tenía 8 años y faltaban 13 días para que Camilo cumpliese los 4.

Dijo Bárbara García sobre su madre:
"Yo era consciente de todo.
Mi casa era lugar de reuniones del ERP; mi mamá editaba ‘El combatiente’.
Incluso, ordenando, encontré armas y ella se quedó helada. Me sentía una más de ellos."
(Recordemos que la que dice que sentía una más de ellos, tenía 8 años entonces)

Así están las cosas en Argentriste...

Horacio Ricardo Palma



miércoles, 24 de noviembre de 2010

LA CRIMINALIDAD ES YA MASIVA

Así como estamos nuestra Argentina es invivible, y la única salida sería una imposible Ley de Tolerancia Cero y Broken Windows…

Pero… ¿Quién le pone el cascabel al gato?...

La pobreza no justifica moralmente la delincuencia, en nuestro país siempre hubo miseria, y hasta la segunda mitad de la década del sesenta, por falta de droga y por falta de armas, no podían ni querían los villeros salir a matar, ni a robar, porque el mestizo criollo estaba “orgulloso” de ser “humilde”, pobre y católico, y, aunque a mí mismo me cueste mucho creerlo, al menos así me lo han dicho gente hoy ya anciana que es de tradición familiar socialmente muy pobre.

Con la pobreza no se juega, y es muy facilista, y muy montonero, el justificar moralmente el crimen con la tanga de que la miseria todo lo santifica, porque la santidad de la pobreza es una virtud y el ser de clase media es un defecto inmoral de riqueza, y este razonamiento montonero es lo más ruin y destructivo sobre lo que se ha basado la media de convivencia en nuestra Argentina desde 1945 hasta hoy, y, mucho más aun, especialmente desde 1966 hasta hoy.

Veamos esto que los más ancianos de la Villa puntualizan siempre:

1) Antes de 1966 la cosecha de coca boliviana y de marihuana paraguaya no alcanzaba para nada, y la que poca que había iba directo a Europa vía Madrid, y de allí a ambos países de América del Norte, razón por la cual antes de esa fecha, e incluso antes de 1983, el número de villeros drogadictos era muy poco significativo, fue desde 1966 hasta 1983 en que en una progresión muy lenta esta catástrofe se fue dando como resultado de los dos últimos gobiernos militares.

2) Antes de 1966 el gobierno paraguayo no detectaba robos sistemáticos de armas portátiles medianas de sus arsenales militares como forma de intercambio como pago por automóviles robados.

Es más, recién después de 1983 estos robos se hicieron permanentes y regulares, especialmente con el armamento que los militares paraguayos menos utilizan ó descartan.

Estas armas son las que parten con destino a su alquiler en los barrios más pobres de nuestra Argentina.

Todo esto que a mí mismo me ha costado tanto creer, y que de hecho me parece imposible de creer, parece ser que hoy se investiga como cierto a nivel internacional, de todos modos, y sea como hubiese sido en el cercano pasado, la actual criminalidad, en sus formas inmorales más mínimas, ya hoy incluye a uno de cada tres jóvenes argentinos de clase pobre, y la droga con el tráfico de armas engloba a barriadas pobres enteras en toda nuestra geografía nacional, y aunque nuestras fuerzas policiales no fuesen corruptas, aun así, jamás darían abasto para enfrentar con éxito a tantos millones de delincuentes mejor armados que ellos mismos…

Y, lo peor, es que nosotros los ciudadanos votantes nada podemos hacer para revertir algo, tan gigantesco, como la delincuencia hormiga al voleo que incluye al tercio más pobre de toda nuestra población, en un país como el nuestro, adonde los valores morales de nuestras familias dejaron de existir gracias a los dos últimos gobiernos , los mismos que llegaron al poder llenándose la boca de que ellos eran los defensores de la moral católica, y esa era la misma moral que ellos mismos se encargaron de exterminar.



Carlos Alberto Méndez-Thort

lunes, 22 de noviembre de 2010

LOS TERRORISTAS "ENTREGADORES" DURANTE LA GUERRA


También llamados "marcadores".

Son numerosos y muy pocos conocen los entretelones de sus historias.

A medida que el gobierno despliega su insistencia por mantener vivas las consecuencias de la Guerra Revolucionaria y perseguir a quienes derrotaron al terrorismo que la provocó, la misma dinámica que impone esta situación comienza a sacar a luz ciertos entretelones de notable interés histórico pero que conllevan un marcado contenido jurídico que aún no se ha resuelto.

Se trata de aquellos casos en que terroristas cautivos resolvieron sumarse a la represión de los años setenta para colaborar con las fuerzas militares, de seguridad y policiales, una tarea para la que estaban especialmente preparados por sus vinculaciones y preparación.

Concurrentemente, hubo otros casos en que las bandas operativas asesinaron por diversas causas a sus propios compañeros mientras operaban sobre el terreno, como sucedió, por ejemplo, en Orán, Salta, cuando en 1963 el llamado Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), inició sus actividades con la participación de militares cubanos.

A instancias de Ernesto Guevara de la Serna, (alias el Che) y bajo la conducción política de Jorge Masseti, durante un año enfrentaron a la Gendarmería Nacional que finalmente los capturó, pero al comienzo y con la finalidad de controlar la disciplina, el propio Masseti fusiló previa parodia de un juicio sumario, a dos de sus guerrilleros subordinados.

En todas estas circunstancias cabe interpretar los hechos -incluidas las "marcaciones"- con el calificativo de delitos de "lesa humanidad" habida cuenta de la íntima relación entre todos los involucrados y el tenor de los cargos con que el gobierno acusa, juzga y condena a quienes lucharon legalmente contra los subversivos.

Son numerosas las situaciones que comentamos y así por ejemplo, podemos mencionar a la causa n° 120/08, llamada genéricamente causa Fecedi o Díaz Bessone, José Lofiego, Marco Temario, Ramón Vergara, José Scortichini, Ricardo Chomicky, Agustín Feced y otros, sobre tortura y homicidios, cuyo juicio oral se pondrá en marcha a partir del próximo 21 de julio en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe.

Estas actuaciones son concurrentes a otra causa tramitada en el Juzgado n° 2 de la misma ciudad por asociación ilícita agravada y tortura que también incorpora la figura de lesa humanidad, contra numerosos uniformados y dos jefes montoneros que asistieron al Ejército durante la guerra como "marcadores" de sus compañeros subversivos.

Estos últimos eran Ricardo Chomicki (nombre de Guerra Cady), quien actualmente está excarcelado después de un año de prisión en el penal de Marcos Paz y José Baravalle (nombre de guerra El pollo), contra quien el juez Vera Barros libró orden de prisión a Interpol por los mismos motivos que el terrorista anteriormente nombrado.

Baravalle se suicidó finalmente en Italia, pero lo interesante es que pese a que ambos fueron partícipes necesarios para la captura de guerrilleros, recibieron un tratamiento judicial diferente a los militares:

el concepto de lesa humanidad quedó superado en los hechos, ambos fueron liberados y su rol en estas actuaciones no trascendió a la opinión pública.

Entre otros ejemplos que igualmente merecen ser atendidos podemos mencionar el de Javier R. Cocoz (nombre de guerra teniente Pancho o Tony), quien fue el último jefe de inteligencia del ERP y el 23 de junio de 1977 obtuvo la autorización para que su familia viaje a España. Cocoz entregó a Rafael Perrota y se dedicó a suministrar los nombres de una larga lista de conexiones de la más variada naturaleza y jerarquía, lo cual es relatado ampliamente en el libro "Nadie fue" del que es autor Juan Bautista "Tata" Yofre. (Sudamericana, año 2008 - página 256).

Sin embargo, esta circunstancia que hizo público el comportamiento de estos subversivos -además de otros datos que pueden enriquecer la opinión de lo sucedido y sucede- no derivó en ninguna clase de actuaciones contra ellos y por lo contrario, a no ser por la inclusión de sus nombres en un libro especializado como el que comentamos, es probable que lo ocurrido nunca se hubiera divulgado.

En tal sentido, podemos mencionar a Andrés Castillo, quien no solamente marcaba para el personal de la Escuela de Mecánica (ESMA) a sus compañeros de andanzas terroristas, sino que también los interrogaba. Antes, había participado de la llamada "Operación Primicia" cuando fue atacado el Regimiento de Infantería de Monte 29, en la ciudad de Formosa, delito del que participaron jóvenes que ahora son funcionarios del gobierno kirchnerista.

Sin ningún impedimento Castillo está en libertad y lo que dejamos dicho está consignado en diversas publicaciones, fue detalladamente comentado por radio y mientras la acusación de la inexistente figura de lesa humanidad se aplica a los uniformados que cumplieron órdenes legales, los jueces nada hacen para determinar qué medidas judiciales deberían adoptarse con relación a lo que puede describirse como una inmensa guía telefónica que reúne nombres, sucesos, direcciones y detalles de lo actuado por estos personajes para quienes no rige la ley con la que se juzga a militares, miembros de las Fuerzas de Seguridad y Policías.

¿Más nombres? Susana Jorgelina Ramus colaboró ampliamente con la ESMA, "marcó" primero e interrogó después con conclusiones minuciosas que elevaba a los marinos; Alfredo Buzzalino de quién Miguel Bonasso escribió que había delatado en un año a más de 400 compañeros y llegó a recomendar a quienes se podía dejar en libertad.

Y en tren de aportar más identidades de colaboradores a quienes según el criterio oficial les debería alcanzar la figura de lesa humanidad, podemos comenzar refiriéndonos a la conocida Miriam Lewin o a Marta Remedios Álvarez, o Graciela Burgos, Silvia Labayrú, Roberto Ahumada, Miguel Ángel Lauletta, Lisandro Raúl Cubas, Graciela García, María Alicia Milia de Prles, Ana María Marti, al propio Juan Alberto Gasparini y... ¿por qué no a Sara Solarz de Osatinsky? con cuyas memorias, trayectorias o relatos se podrían escribir extensos libros históricos cargados de tragedias, muertes, torturas... y traiciones.

viernes, 19 de noviembre de 2010

CARLOS KUNKEL JEFE DE LA COLUMNA SUR DE MONTONEROS

No parece razonable que este ASESINO sea DIPUTADO NACIONAL

Carlos Kunkel, Comandante de la Columna 21 de la Organización Montoneros que en los 70 actuaba desde el Puente Pueyrredón hasta la ciudad de La Plata, me persiguió con una Ford F100 en la que había montado una ametralladora con trípode tapada con lonas.

Kunkel buscaba la eliminación directa de nuestro grupo…

Hoy, él está en la Casa de Gobierno, y yo estoy detenido por una causa inventada, armada con testigos falsos, esperando hace más de dos años un juicio oral.

Y encima, un General como Bendini, prohíbe en los actos oficiales mencionar la palabra terroristas o Montoneros, y los llama “Atacantes…”, dice Ex Cabo de la Policia Norberto Cozzani detenido por “represión en los años 70” .

Hoy Carlos Kunkel:



Moreno fue el que autor material del primer tramo de la ofensiva que fracasó a poco de andar porque estaba floja de papeles.

Timerman fue uno de los principales fogoneros de la causa y el que acercó los “testimonios claves” apoyado mas en sus expresiones de deseo y voluntad de venganza que en hechos objetivos.

En esta columna se dijo que Timerman “fue el sherpa que condujo al matrimonio al precipicio de un papelón”.

Aunque fue Carlos Kunkel (según Lidia Graiver) el que la llevó en su auto hasta la quinta de Olivos el día de la vergüenza y la transa….

Carlos Kunkel: Un hombre corrupto.



Contábamos en un artículo anterior que Carlos Kunkel, aparte de ser uno de los estrategas más importantes que rodea al presidente Néstor Kirchner –es ni más ni menos que el subsecretario de presidencia de la Nación-, es uno de los ideólogos de los continuos complots que denuncia el gobierno casi a diario.

Es sabido que Kunkel fue funcionario municipal en Florencio Varela, desde donde despegó para pasar a engrosar la novísima tropa kirchnerista.

Lo que pocos conocen es que, desde su cargo municipal, Kunkel hizo varios “negocios” en su propio provecho.

Entre otros, hacer firmar un contrato a la municipalidad de Florencio Varela con una empresa de su propiedad -la constructora Podic- para hacer onerosas obras en la zona.

A pesar de que hoy en día trata de aparecer como una persona honesta, Kunkel no puede explicar cómo entre los años 1997 y 1998 –siendo funcionario- compró tantos campos en la localidad de Bragado, amén de una quinta en la calle Islas Orcadas de Florencio Varela y varias camionetas 4 x 4.Más grave aún es que algunas de las propiedades que el funcionario compró en esa localidad fueron adquiridas de manera inmoral, ya que gracias a su cargo tomó conocimiento del trazado de la autopista Presidente Perón y con ese dato en la manga presionó a algunos vecinos para le que vendieran sus bienes a precio irrisorio.

Sin ir más lejos, en el Juzgado Nº 13 de los Tribunales de Lomas de Zamora Kunkel acaba de perder un juicio por la escrituración de uno de esos campos luego de haber intentado varias jugadas sucias, una de ellas la de presentar como testigos a sus propios empleados.

Otro de los reveses que sufrió el subsecretario de Kirchner en la causa se dio a la hora de pedir que declarara su antiguo jefe, el ex intendente de Florencio Varela, Julio Carpinetti.Kunkel, confiado en la amistad que tenía con quien durante años lo había cobijado en su casa, no esperaba sufrir semejante despecho: Carpinetti confesó que Kunkel le había propuesto, sin demasiadas vueltas, el negocio de comprar en sociedad esos campos porque luego valdrían una fortuna.

Un verdadero tiro por la culata.Una de esas oscuras historias se dio en el paraje La capilla -altura Km.18 de Florencio Varela- hace varios años, cuando un hombre llamado Mario Santamaría compró unas tierras con el fin de instalar una tosquera camuflada como criadero de truchas.

Lo que nadie sabía es que Santamaría se había asociado con -el entonces funcionario- Kunkel y que, a cambio de una suma periódica de dinero, este le daría la protección que necesitaba para mover camiones de tosca sin que lo molestaran.

Un testigo de ese hecho aseguró oportunamente a quien escribe estas líneas que “en realidad la intención era vender la tosca a la gente que había ganado la licitación de la autopista pero como el tema no avanzó vendió la tosca en forma particular.

Como a Kunkel se le terminó la cometa decidió no avanzar con el criadero de truchas”.Agrega el testigo que “cuando Kunkel compró este campo en U$S 150.000.- libre de gastos, impuestos etc- estaba en cesación de pago”.

Más claro, echarle agua.

Kunkel y Kirchner

Carlos Kunkel, inventor de las denuncias más improbables de desestabilización contra el gobierno de Kirchner, conoció al Presidente en 1968, cuando los dos estudiaban en La Plata.

Pero los roles, en aquella época, estaban invertidos: Kunkel era el líder de la agrupación universitaria en la que Kirchner empezaba su actividad política.

Dejaron de verse por muchos años, y recién se reencontraron hace ocho en el armado del Grupo Calafate, el embrión del actual kirchnerismo.

Hoy en día, Kunkel uno de los “operadores” más importantes del presidente y uno de los pocos que goza de su total confianza y la de su esposa, hasta tal punto, que ocupa una discreta oficina en el sector presidencial de la Rosada al lado de la de Cristina de Kirchner.

Recordemos que Kunkel fue jefe político del matrimonio Kirchner en la Juventud Peronista de los setenta, cuando todos estudiaban Derecho en La Plata.

Actualmente y junto con Dante Gullo (ex montonero y ex ARI, devenido en exitoso empresario de la publicidad vial), Kunkel lidera el llamado Grupo Michelángelo, una especie de “tanque de pensamiento” de los proyectos que tiene en mente el personalista presidente K.

Asimismo, es uno de los que ofician de “contacto” entre la Casa Rosada y el sector de los “piqueteros oficialistas” liderado por Luis D’Elía, el mismo que en su momento lanzó la acusación de “autoatendado” contra las organizaciones que promovieron el acto del 20 de diciembre de 2003 y donde estalló una poderosa bomba.

Acerca de este episodio -según fuentes de Casa de Gobierno-, el que le “pasó letra” a D’elía para que dijera semejante disparate habría sido justamente el subsecretario Kunkel.

El papelón que se armó por las declaraciones de D’elía fue tal que el entorno íntimo de Kirchner comenzó a apuntar su improvisado dedo acusador contra la policía bonaerense y el aparato “duhaldista” de la provincia de Buenos Aires.

Más allá de las versiones, la verdad que arrojó la investigación de lo sucedido –y que sospechosamente no trascendió a la prensa-, es que los autores del atentado habían sido elementos policiales infiltrados en el ala piquetera de Raúl Castells, el más acérrimo enemigo del kirchnerismo.

Paradójicamente, dicha investigación salió de la mismísima secretaría general de la Presidencia, más precisamente del sector que comanda el propio Kunkel.

Concluyendo

Cuando recordamos las palabras de campaña del caprichoso presidente Kirchner acerca del combate a la corrupción y rememoramos la manera en que despidió a algunos de sus hombres de confianza por la mera sospecha de que no fueran probos para la función pública, no podemos dejar de sentirnos confundidos por designaciones como la del subsecretario Kunkel.

Podría ser casual, pero no lo es.

Entre otros impresentables que el mandatario no puede justifica tenemos a:-Alberto Fernández, jefe de gabinete: engranaje esencial de los negociados del grupo Bapro en era de Duhalde.

-Aníbal Fernández, ministro del Interior: vació las arcas de Quilmes siendo intendente y protege a un grupo de narcotraficantes de la zona.

-Horacio Rosatti, ministro de Justicia: hizo pingües negocios siendo intendente de Santa Fé.-Julio De Vido, ministro de Planificación: es el cajero de Kirchner.

En Santa Cruz manejó el dinero “negro” de la campaña presidencial.

Etcétera…

Cuando un gobierno –cualquier gobierno- mantiene a hombres corruptos en cargos tan delicados como los citados, uno comienza a creer que algún motivo de peso debe respaldar esa acción.

Y cuando hablamos de motivos de peso, hablamos de negocios sucios, nunca de política transparente.

Si no, no se entiende por qué Kirchner se arriesgo a manchar su imagen pública acompañado por esta gente.

A menos que él haya sido parte de lo mismo…

jueves, 18 de noviembre de 2010

“LAS VACAS DE NILDA”

Titular de la Comisión de Defensa pide investigar el caso de:

“LAS VACAS DE NILDA” CARNE `PODRIDA

El presidente de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, Julio César Martínez, reclamó informes al Poder Ejecutivo, preguntó si es cierto que “ las bases antárticas debieron tirar 1.500 kilos de carne porque llegó en mal estado, y si hubo que desechar otro 60 por ciento del total debido a su extrema dureza y excesiva presencia de grasa y nervaduras, producto de un deficiente envasado y la existencia de cortes que no se correspondían con su etiquetado”.

El caso de “las vacas de Nilda” tomó estado público a partir de un informe confeccionado por los jefes de las bases antárticas (más de 24 fojas) quienes elevaron las protestas al Jefe del Estado Mayor Conjunto, brigadier general Jorge Chevalier.

El mandamás del Estado Mayor Conjunto evadió la brasa candente, ni siquiera ordenó un sumario administrativo para deslindar responsabilidades por la mala gestión en la contratación de los víveres.

Funcional a la jefa castrense, Chevalier sólo cumplió con el trámite de un burócrata: girar el expediente a su jefa, busca conservar el puesto antes que solucionar los problemas de los antárticos, sobre quienes tiene responsabilidad operativa.

Copias de ese escrito se pusieron a disposición de la Comisión que preside el radical Martínez, están bajo análisis con el propósito de evaluar si cabe llevar el caso a la justicia.

El diputado Martínez sospecha que se estaría ante la posibilidad de una defraudación al fisco, pues “ se pagó por cortes de primera cuando en realidad eran de segunda o tercera, amén de que casi una tonelada y media llegó en mal estado e imposible de utilizar”.

El comodoro Osvaldo Enrique Marchesini, director de Asuntos Antárticos de la Fuerza Aérea dice en su informe: “de los 6.166 kg de carnes rojas recibidas, se han desechado considerado inutilizable, un rango del 10 al 20 por ciento de la misma, estimando que el porcentaje es demasiado alto con respecto a estadísticas y registros de años anteriores”.

En otro párrafo agrega: “cajas y productos (carne) con etiquetas de un determinado corte conteniendo en realidad otros cortes distintos y en ocasiones mezclados”.

El comodoro Nelson García jefe del Departamento Antártida escribe: “la razón principal de la baja calidad de los productos estaría dada por la NO participación de personal de los Comandos (los uniformados) en la Comisión Técnica y el escaso tiempo disponible para realizar el control”..

“Cuando el proveedor era el frigorífico Penta no había novedades con ningún corte.

Los proveedores de esta campaña (2009-2010), fueron Augemi Srl, El Trébol de 4 Hojas y Riveros Droguet”

Con estos datos precisos, el legislador Martínez pidió al Poder Ejecutivo : “quién fue el funcionario que participó en la adquisición de los insumos y materiales para la campaña antártica 2009/2010”, y también los estándares de calidad exigidos y los controles practicados.

“El gobierno pone en riesgo a dotaciones de argentinos que hacen soberanía en latitudes extremas y clima riguroso, de consumirse esa carne que por su descomposición, tiene alta carga bacteriana se pueden generar intoxicaciones, inclusive la muerte”, agregó enojado el legislador radical


martes, 9 de noviembre de 2010

LO QUE VIVI: LA DECADA DEL 70

Quiero dejar plasmado en palabras los hechos que palpé y viví en la década del 70, para mis nietos, sus descendencias y los que vendrán.


Entregué mi juventud al Ejército Argentino, que también, porque no decirlo, ha tenido mucho que ver en mi formación como hombre de bien, que creo que soy y me siento dolido por este, mi Ejército, al que he tenido el honor de integrar, que es como servir a la Patria misma, y ver como se la ultraja, después de haber luchado para llegar a tener una Patria libre de ideas foráneas, encabezadas por argentinos confundidos que hoy lo llaman “jóvenes idealistas”, cuando en realidad, recibieron adoctrinamiento marxistas-leninistas, vía Cuba y lo que llegó a desatar la peor tragedia de esta mi querida Patria.

En realidad todo empezó el 12 de marzo de 1960, cuando estos “chicos idealistas” colocaron una bomba en el domicilio particular del entonces Capitán DAVID RENE CABRERA, en dichas circunstancias resultó muerta su hijita GUILLERMINA de 4 años y herido de gravedad su hermanito JERONIMO LUIS, de 6 años. Desde 1958 a 1961 (Tiempo del gobierno constitucional del Dr. ARTURO FRONDIZI) se produjeron 1566 actos terroristas.

Para abreviar, saltemos directamente a Julio de 1970 el Partido revolucionario de los Trabajadores (PRT) funda su brazo armado:


EL EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO (ERP) y en su “considerando” decía “Que el proceso de Guerra Revolucionara”, nuestro partido ha comenzado a combatir con el objeto de desorganizar a las Fuerzas Armadas (de la Nación, se entiende)

En lo que respeta a la organización subversiva “montoneros” adopta una actitud similar y es el comienzo de la guerra por el poder y comienzan las movilizaciones masivas de Corriente, Córdoba, Rosario, Tucumán, Catamarca y otros puntos del país, hasta que el 29 de mayo de 1970 secuestran al ex -Presidente Tte. Gral. PEDRO EUGENIO ARAMBURU y lo matan y con este episodio sus organizadores (Mario Firmenich, Fernando Abal Medina (autor material del asesinato y esposo de la actual Ministra de Defensa NILDA GARRE), Ramus, Capuano y la Arrostito.

Su ideología:

Como dije a un principio, es marxista leninista, que querían implantar en el país el Socialismo-marxista importado vía Cuba por JOHN WILLAM COOKE, quien pretendía constituirse en germen de la guerrilla rural, así también como otras organizaciones de la misma ideología, como la FAR (Fuerza Armada Revolucionaria) FAP (Fuerza Armada Peronista) y otras menores que luego se adhirieron a las nombradas.

Para abreviar, todas estas organizaciones se unen para dar inicio a esta etapa nefasta de la historia Argentina.

No quiero hacer extenso este, mi relato, porque mi fin no es precisamente el narrar lo acontecido, pero para cerrar esta parte, debo decir que de esta parte, los llamados “jóvenes idealistas” llegaron a cometer 21.655 actos de terror, que incluyeron:


asesinatos, atentados con explosivos, ataques y/o copamientos de cuarteles, localidades y comisarías, secuestros extorsivos. Secuestros para obtener informaciones con torturas, asaltos y robos de bancos y entidades financieras, robos de armas y equipos, intimidaciones y acciones diversas de propaganda (el 98% realizados entre l969 y l979)

En el año 1974, ya fallecido el General JUAN PERON, Presidente de los Argentinos, asume su vice presidente, su esposa, Doña ISABEL MARTINEZ DE PERON, la actividad terrorista se acentúa y el 5 de febrero de 1975 decreta que el Comando General del Ejército proceda a “ejecutar las operaciones militares que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos subversivos”.

Debo dejar constancia también, que durante la Presidencia de la Sra. de PERON, actuaron la TRIPLE A (Organización terrorista anti -comunista) que perseguían a los “Jóvenes Idealistas” y era dirigida directamente por LOPEZ REGA, cometiendo infinidades de asesinatos.

El Ejército aniquila el accionar subversivo que estaba en los montes tucumanos que lo comandaba el General VIRLA.

Debo dejar también en claro que los subversivos de izquierda marxista-leninista, no solamente actuaron en el monte, sino que sembraron el terror especialmente en las grandes ciudades y el país entero.


La nación estaba envuelta en el terror.

Tras esta situación, las Fuerzas Armadas, toman el poder el 24 de marzo de 1976, y dan inicio a lo que se le llamo PROCESO DE REORGANIZACION NACIONAL, quienes terminaron de aniquilar a los subversivos-terroristas, con todos los medios a su alcance, incluso con medios no convencionales.

Precisamente, por estas últimas circunstancias, es que hasta la actualidad se los persigue a los que vistieron uniforme de la Patria, ya sean de Ejército, Marina o Aeronáutica, incluso algunos de las Fuerzas de Seguridad Nacional y Provincial.

Al respecto quiero dejar sentado, que en una guerra, porque esto es lo que fue, en todas se cometen atrocidades, sin excepción.


(Salvando las distancias y el tiempo: Hiroshima y Nagasaki en la segunda guerra mundial (Derechos Humanos?)

Lo que pasa es que como esta guerra no fue contra otra potencia, sino ideológica, dentro del país, hasta la fecha se los sigue persiguiendo, como dije mas arriba, a los que por formar parte de ese “Ejército” (léase Fuerzas Armadas) que los combatió y les ganó.

A propósito, un Ejército, como todos los Ejércitos del mundo, está basado en la disciplina, abnegación y verticalidad de mando, sino no sería un Ejército, serían bandas armadas que es contra las que se luchó.

De las Fuerzas Armadas

Bien, como queda dicho mas arriba, fueron los responsables de la reordenación del orden y que continuó después del 24 de marzo de 1976.

Si, se habla de los métodos utilizados para esta “represión”, que son, de acuerdo a la periodista francesa MARIE-MONIQUE ROBIN, en su libro “Escuadrones de la Muerte” y que fuera presentado en Argentina por “HORACIO VERTVISKY” (Mentor de la “Inteligencia de Montoneros” y actual “asesor” de este gobierno),

Pero algo de eso hay. A


hora pregunto yo, cuando uno está enfermo del corazón, va a un especialista del corazón o a un traumatólogo o seguirá con un “clínico”, esperando que solucione el problema?

En este caso las FFAA eran los clínicos y entonces que hicieron?:

Recurrieron al especialista, que en este caso eran los franceses en la época del Presidente GISCARD D’ESTAING, los Oficiales Franceses, transmitieron la metodología aplicada en Indochina y Argelia.

El Ejército Argentino, (Léase FFAA) condicionó esa lucha a la idiosincrasia de los mentores llamados “Jóvenes idealistas” y fueron vencidos.

Evidentemente, muchos critican esta metodología, pero no se debe olvidar que estábamos en guerra con una potencia ideológica extraña a nuestro sentir nacional, pero no importa, ya decía un prócer argentino:


“bárbaros las ideas no se matan”, pero lo malo de todo esto, es que eran ideas foráneas que nos querían inculcar desde afuera y que a los postres nos hicieron pasar una década infame, haciéndonos matar entre hermanos.

Esta parte ya pasó, pero los resentidos de siempre, siguen bregando para que esta situación continúe, porque desean vengarse de la derrota que les infligieron y resultado de todo esto, que están dividiendo el país, que son los que no tienen capacidad de pensar y muchos que convenientemente lo aceptan por beneficios personales y los que quieren “libertad” “equidad” “justicia independiente” y “educación controlada” (no adoctrinada) para que el pueblo crezca con fuerza y sin resentimientos.

El Gobierno debería llamarse a la reflexión y pensar en el futuro y no en el pasado, llamando a todas las fuerzas del país y crear, emulando a los españoles”, en un “PACTO DE LA MONCLOA” y empujar hacia delante para llegar a ser un país en serio.

Dios nos escuche y con la protección de la Virgen María se pueda concretar este mi deseo.

VIVA LA PATRIA!!!!!

lunes, 8 de noviembre de 2010

LA SOLEDAD DEL PODER

CARTA ABIERTA A LA SRA. CRISTINA FERNÁNDEZ VDA. DE KIRCHNER

Señora, respetuosamente le presento mis condolencias.

La muerte de su esposo la ha colocado en ese estado civil detestable:

“VIUDA”.

Horrible palabra.

Suena a despojo, a lejanía, a abandono, a olvido... a soledad.

Al verla erguida ante el ataúd cerrado de ese “hombre difícil”, que fuera “el compañero de su vida”, según sus propias palabras hace muy pocos días.

Al verla rodeada de ese cortejo omnipotente que era de él y ahora será suyo.

Al ver esa multitud vociferante, que sin el menor decoro gritaba consignas, esgrimía amenazas, turbaba con palabras soeces la PAZ de la muerte.

Al ver a los hasta ayer detractores del difunto, transformados en los más elocuentes defensores de sus virtudes cívicas y humanas.

Al ver tanta hipocresía.

Al ver tanta mentira.

Al ver tanta falsía...

Flanqueada por la presencia pétrea de los que usted denominara “PATRIOTAS LATINOAMERICANOS”, a su espalda la mirada socarrona del “CHE”, a un lado el postrer saludo conciliador del “VIEJO LEÓN HERBÍVORO”...

SEÑORA... LA COMPADECÍ.

Seguramente en su cabeza de mujer inteligente y capaz, apareció la palabreja: VIUDA... con todas sus connotaciones, despojo, lejanía, abandono, olvido, soledad...

El despojo desgarrador de su estado civil “casada”, que se llevaba gran parte de su personalidad impetuosa y atropelladora.

Una lejanía irreversible de aquello que fuera su mundo y que ahora se le ofrecía complejo, desconocido, peligroso...

Abandonada, en el peor de los abandonos, el que padecen los observados, los envidiados los resistidos, los adulados...

Olvidada para ser recordada en el oportunismo o la conveniencia, o la agachada, o la emboscada, o la trampa…

Y... sola. Absolutamente sola. Irremediablemente sola. Sola en la más profunda soledad. Sola en “LA SOLEDAD DEL PODER”.

Y, LA COMPADECÍ.

Porque cuando la desconfianza la altere, cuando el miedo la acorrale, cuando las decisiones le pertenezcan, cuando reconozca sus errores, cuando su firma valga más que la verdad, cuando no sepa qué hacer y lo que haga lo haga mal, cuando acierte, cuando se equivoque, cuando llore y cuando ría, cuando la aconsejen o la engañen, Señora, va a estar sola.

Sola en la más sola de las soledades.

LA SOLEDAD DEL PODER.

Ayer, al ver tanta impudicia en un pueblo que confundió el dolor con la venganza, en una clase dirigente que se prostituye por un lugar, en unos medios de comunicación mutables según el mandamás, en unos “giles” que se avivaron, a usted NO LA VI...

La ocultaban sus grandes gafas oscuras, junto a un ataúd cerrado, que encerraba el secreto del pasado.

Sin cruz ni espada.

Sólo un bastón malabarista y un pañuelo que no sirvió para enjugar amor sino odio, una bandera escurridiza y un hombre desnudo dando cuentas a DIOS…

Y... LA COMPADECÍ.

Pasarían por su mente los momentos felices y los no tanto, las lecciones de la historia siempre alternadas la guillotina y el trono, los millones de argentinos que la empujan en la responsabilidad del deber, las ideologías amparadas por la obsecuencia, el mandato irreprimible del BIEN COMÚN.

El martirio, el calvario, la GLORIA o la soledad más sola de las soledades, LA SOLEDAD DEL PODER.

No sé si pensó en la PATRIA, que no es este país manoseado por intereses internacionales, no es esta Nación vacilante en un camino erróneo, no es este Estado corrupto.

La Patria es aquel pedacito de tierra lejano y frío, propio por la más verdadera propiedad que es la de la sangre, silencioso, sereno, elevado en cruces, protegido por la SANTÍSIMA VIRGEN, refugio de los verdaderamente grandes, féretros abiertos con orgullo al mundo. DEBER y VALOR.

LEALTAD Y HUMILDAD. AMOR Y TEMPLANZA.

En la PATRIA no hay soledades. Abríguese en ella.

Señora, respetuosamente, reciba mis condolencias.

María Delicia Rearte de Giachino
DNI 1605228